Egipto en verano no es para los débiles. Las temperaturas pueden superar fácilmente los 45 °C al mediodía, el aire vibra sobre la arena y el Sol cae a plomo sobre las piedras milenarias. Sin embargo, hay quienes deciden viajar precisamente entonces: cuando los templos están más tranquilos, los cielos son más puros y el país se muestra en toda su intensidad.
Si planeas viajar a Egipto en julio —por ejemplo, para el gran eclipse solar de 2027—, prepárate bien. El calor no tiene por qué arruinarte la experiencia si sabes cómo convivir con el desierto.
Aquí tienes algunos consejos esenciales para disfrutar sin derretirte en el intento.
Ajusta tus horarios al ritmo del Sol
En Egipto, el Sol marca la vida. Los lugareños lo saben: la actividad empieza temprano y descansa al mediodía.
Haz tus visitas arqueológicas al amanecer o a última hora de la tarde, cuando el calor es más suave y la luz más mágica. Entre las 11:00 y las 16:00, busca la sombra, disfruta del aire acondicionado o haz como los egipcios: una siesta reparadora.
Hidrátate constantemente (aunque no tengas sed)
En el desierto, la deshidratación puede ser silenciosa. Bebe agua todo el día, incluso sin sentir sed. Lleva siempre contigo una botella reutilizable y aprovecha las pausas en cafeterías o templos para rellenarla.
El té egipcio o el jugo de hibisco (karkadé) también ayudan a mantenerte fresco y equilibrado.
Vístete como un local: ligero, largo y suelto
Ropa de algodón o lino, de colores claros, y que cubra los brazos y las piernas. Así lo hacen los egipcios desde hace milenios: la mejor protección contra el Sol no es la piel desnuda, sino la tela que respira.
Un sombrero de ala ancha, gafas de sol y un pañuelo (como una keffiyeh o shemagh) pueden ser tus mejores aliados.
Aprovecha las noches del desierto
Cuando el Sol cae, Egipto se transforma. Las temperaturas bajan, los mercados se llenan de vida y los templos iluminados parecen flotar en la oscuridad.
Planifica cenas al aire libre, paseos por el Nilo o incluso una noche de observación astronómica: el cielo estrellado del desierto es un espectáculo por sí solo.
Usa la tecnología a tu favor
Apps meteorológicas, botellas con sensor de hidratación, sombrillas térmicas o toallas refrigerantes: la modernidad también puede ayudarte a sobrevivir al calor ancestral del desierto.
Y si viajas para el eclipse, no olvides revisar los horarios de sombra total para planificar tus desplazamientos con inteligencia.
El calor como parte de la experiencia
Más que un obstáculo, el calor es parte del alma de Egipto. El país fue esculpido por el Sol: sus templos, sus cultivos, su mitología. Viajar en verano te conecta con esa energía primigenia, te obliga a bajar el ritmo, observar y adaptarte, como lo harían los antiguos. Al final, sobrevivir al calor no es cuestión de resistencia, sino de respeto: al clima, al cuerpo y al desierto.
Egipto en verano no es para todos. Pero para los que se atreven, ofrece una versión más auténtica y poderosa del país.
Con buena planificación y algo de sabiduría solar, podrás disfrutar del viaje sin sufrirlo… y descubrir que incluso bajo el Sol más intenso, Egipto sigue siendo pura magia.




